NUESTRA TIERRA, ANDALUCIA

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NUESTRA TIERRA, ANDALUCIA

Es difícil defender la patria chica, para una persona de EQUO-ANDALUCÍA, porque la ecología política no reconoce fronteras, sin embargo permitirme que muestre el cariño y el dolor que siento por mi tierra y lo haga hoy desde el corazón.

Mi historia personal es la miles de andaluces: La emigración.

Emigraron mis abuelxs maternos desde el Puerto de Santa María a Madrid, mi madre madrileña ya, conoció a un Andaluz con el que se caso y afinco en El Puerto, pero eran años malos, el campo daba muy poco, insuficiente para vivir, por lo que emigraron a Madrid, cuando yo solo tenía dos meses.

La presencia de Andalucía en mi casa nunca se borro, yo de chica leía al Alberti de Marinero en tierra y lloraba de melancolía, siempre esperando el verano para volver, el sentimiento de alegría que para mí suponía traspasar Despeñaperros  me hizo proponerme criar a mis hijos en Andalucía y lo conseguí, con 27 años volví a mi tierra, tengo que aclarar que me he sentido muy bien en muchos sitios, que siempre me he considerado ciudadana del mundo, pero Andalucía es mi tierra.

He criado a mis hijos aquí, son andaluces, pero también he intentado siempre que vean mundo porque no me agradan los localismos. Es posible que esto que escribo suene melancólico pero es que mi hijo mañana sale para Alemania, un hijo al que hemos criado con esmero y que no tiene sitio en esta tierra otra vez, me duele profundamente Andalucía, me duele que con su riqueza, su estilo de vida sabio, que proviene de mezclas de culturas ancestrales, expulse a lxs más jóvenes de su tierra porque aquí no hay futuro para ellos.

Hay muchos que se dicen Andalucistas y no han hecho por Andalucía nada.

Porque aquí tenemos una riqueza envidiable que está muy mal repartida, porque nuestro campo se muere si no valoramos esta tierra fértil y continuamos despreciando el trabajo muy digno de las personas que nos dan de comer, si seguimos dando las grandes ayudas de la Política Agraria Común a la agroindustria, que envenena la tierra y los alimentos, dejando a cientos de miles de agricultores y ganaderos sin trabajo. Mala política que nos conduce a la ruina. Sin embargo la agroecología asentaría a estas personas en su territorio permitiéndolas vivir con dignidad, valorándolas porque conservan nuestro patrimonio natural y sería beneficiosa para el conjunto de la población poder consumir alimentos sanos. Andalucía puede y tiene que ser un referente en alimentación de calidad, ecológica.

Porque si vas por nuestras bellísimas costas y tienes ya una edad ves el horror del turismo de masas que ha golpeado sin pudor esa belleza, solo para dar trabajos estacionales y precarios.

Porque tenemos nuestros pueblos y ciudades con un patrimonio cultural abandonado que podría dar con su recuperación trabajo a tantos que están parados del sector de la construcción.

Porque nuestrxs jóvenes más preparadxs se van, dejando un futuro incierto y mucho dolor.

Porque en lxs servicios públicos no entran jóvenes, lxs trabajadores de la sanidad pública tenemos una edad medía muy alta, se nos van fuera con todo el trabajo que ha costado formarlos y como en la sanidad pasa en el resto, profesores, maestros, investigadores.., todxs tenemos seres queridos fuera y no por gusto, porque el Andaluz sabe que aquí se vive mejor, por eso todo el que puede se afinca en Andalucía.

Se nos niega a desarrollar el derecho de producir nuestra propia energía en un lugar que como dice un amigo mío es la Arabia Saudí de las energías renovables, con todo lo que esto conlleva, humana, económica y ecológicamente, un desastre que tenemos que parar.

No me extiendo más, ¡ me duele Andalucía y me duele en el alma!.

Acerca de Entre Madrid y Cadiz

Me crie en una familia numerosa, soy la mayor de 9 hermanos; mi infancia ha sido muy significativa para mí por varias razones, fue una infancia feliz, rodeada de una familia extensa, con muchos primos, masculinos porque los más próximos por edad a mí, tanto de hermanos como primos son varones, chicas, las primas del Puerto, con mi primera hermana me llevo 5 años, de chica siempre deseaba que crecieran pronto para que jugaran conmigo al elástico y a la comba; para mí “las niñas” . Me crié en Madrid y siempre de niña tenía el trasiego entre Madrid y el Puerto, Como éramos familia numerosa, de 1ª grado, el tren entre las dos ciudades era barato, por lo que desde los 13 años he viajado sola mucho en “El rápido y el exprés”. Sobre esto tengo muchas historias de trenes que contar. Desde siempre “El sur” me ha llamado intensamente, pero también tengo que reconocer que no sería la misma si no hubiera vivido en la gran ciudad, que te aporta cantidad de experiencias, que yo contrastaba con las de el extremo sur de la península; veía sobre todo una gran diferencia, empezando por el carácter de mi padre que se había criado en el puerto, de madre portuguesa, la forma de entender la vida, pausada, de disfrute, sencilla y austera. la figura de mi padre me influyo poderosamente, me quedo con sus valores: La justicia, la honestidad, reírse de los puritanos, su valentía y sentido común, el recibió una educación clasista y timorata que se sentía más en el sur ,pues Madrid ofrecía una variedad de estilos y formas mucho menos encorsetadas. Según fui siendo consciente me hacía sentir triste la anomia de las grandes urbes, un sentimiento de soledad que acompaña a la muchedumbre en la gran ciudad, yo veía mucho más humano y amable la forma de vida en el sur y desde muy joven decidí vivir aquí, en el sur, criar a mis hijos en esta tierra; recuerdo claramente que no quería tener hijos en Madrid. Soy de la época de “La ciudad me mata” y ese era el sentimiento, controvertido porque la movida madrileña de los 80 me pillo en Madrid y eso fue impresionante, vivirlo fue como un fulgor en medio del gris predominante. Podría contar mucho y amenazo con hacerlo algún día pues esta época tiene mucha sustancia, fue un cambio radical desde una educación de elite franquista en un colegio de monjas>las Irlandesas de BVM> donde tuve de compañera a la esposa de nº ministro de justicia; el día del atentado de ETA a Carrero Blanco yo estaba en clase a menos de un kilometro del colegio de los Jesuitas a donde iban mis hermanos menores y donde cayó el coche que había volado por los aires, las monjas nos asustaron con aires de guerras pues mi compañera María del mar era hija de Utrera Molina que acompañaba a Carrero Blanco a misa. Recuerdo vivamente volver a casa antes de acabar el horario de clase, llorando, llevando a mis hermanas y primas de vuelta a casa, era la mayor.Nosotras solo sabíamos lo que nos contaban y el mundo estaba cambiando rápidamente.
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