SANIDAD PÚBLICA Y UNIVERSAL PERO NO DE CUALQUIER MANERA

SANIDAD PÚBLICA Y UNIVERSAL PERO NO DE CUALQUIER MANERA

Pertenezco al sistema sanitario público desde 1977, y como es natural he vivido grandes cambios dentro de el, lo he visto crecer, es nuestro patrimonio y por eso lo defendemos.

La crisis que ahora se cierne sobre el sistema sanitario público, es una crisis de grandes dimensiones, por un lado tenemos el ataque neoliberal que ve en los sistemas sociosanitarios públicos una veta de negocio importantísima, les ha servido como escusa el obligado cumplimiento de los objetivos del déficit que tiene su origen en el cambio del artículo 135 de la constitución. La pérdida de la universalidad y la conversión en un sistema de aseguramiento contribuyen a la desigualdad social. Por eso  decimos: “No es una crisis es una estafa”.

Nos situamos en un momento histórico de cambio de paradigma, de lucha entre viejas ideas y formas de concebir el mundo y nuevas formas incipientes.

Los viejos conceptos nos sugieren la idea de una sociedad enferma, están representados por una medicina de estructura piramidal, excesivamente tecnologizada, con gran abuso de medicación y otras tecnologías sanitarias que no aportan bienestar a la población.

Las tensiones que vive el SNS parece que se quieren resolver creando unidades de gestión clínica por doquier, pues bien yo llevo más de 10 años trabajando en una UGC, de las primeras, en el SAS y he visto cosas buenas como el fomento de la implantación de los medicamentos genéricos, pero sorprendentemente también he visto a los visitadores médicos a diario en mi centro de trabajo y así me explico que se receten medicamentos carísimos aunque sea por principio activo. Me gustaría saber las cifras de gasto farmacéutico antes de ser una UGC y en la actualidad. En esta misma UGC he visto a psiquiatras hacer horas extras a la par que reducía jornada y salario al 75% a interinos, hay falta de transparencia y enchufismo, una gran desigualdad entre las categorías laborales en el reparto de los incentivos anuales por cumplir los objetivos.

No deja de sorprenderme que un modelo de gestión aplicado ampliamente en Andalucía, que ha perdido en un año 7000 profesionales sanitarios, que cuenta con miles de camas concertadas con la empresa Pascual, que tiene al personal sanitario con una media de edad altísima, que amortiza plazas, etc., se considere ahora prototipo de solución ante la privatización como dicen nada menos que el foro de la profesión médica.

http://www.actasanitaria.com/el-foro-de-la-profesion-medica-aprueba-las-bases-del-marco-de-negociacion-sobre-gestion-clinica-con-el-ministerio-de-sanidad/

Digamos que para mí esto significa cambiar algo para que todo siga igual.

Si no hablamos de que el gasto farmacéutico supone un 30% de los presupuestos del SNS, si no abordamos los conflictos de intereses entre la salud pública y la industria farmacéutica que gasta más del doble en marketing que en investigación como bien dice Carlos Ponte:

“La inversión de la Industria en Marketing es enorme (31% del total) comparada con el 14% que dedica a investigación… La industria paga más del 90% de la formación continuada: establece la agenda, paga a los ponentes… y esto es, sin duda, marketing. Los pacientes también son parte del entramado con subvenciones a sus asociaciones y a la edición de revistas y libros. Además, buena parte del marketing es información “sobrevalorada” de nuevos medicamentos que son más caros al estar protegidos por patentes (sin versiones genéricas) aunque el 80% de estos medicamentos no aporten nada nuevo, son los llamados “me too”, por similitud con los ya existentes. Mientras, el gasto farmacéutico crece por encima de otros capítulos, superando el 30%, sumada atención primaria y hospitalaria, del total del gasto sanitario público. Si se mantiene esta tendencia en pocos años se equipara a los costes de personal de todo el SNS”.  http://www.nogracias.eu/manifiesto/

Un modelo sanitarío que de verdad considere a la persona en el centro del sistema, que apueste por mantener la salud, por la prevención en todas sus fases, que sea transparente en sus cuentas y se  gestione conjuntamente con una ciudadanía informada.

Hacer un diagnostico certero de nuestros males para poder enmendarlos, como son las enfermedades crónicas, una sociedad sobremedicada, la falta de personal, las deficiencias en la formación, la falta de apoyo a la enfermería que trabaja en hábitos de vida saludables y en la educación sanitaria, de políticas transversales que den respuesta a los problemas sociales que están en el fondo de la salud y la calidad de vida de las personas.

Vivimos momentos críticos del viejo paradigma, en nuestras manos esta alumbrar una sanidad pública, universal y mejor.

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Acerca de Entre Madrid y Cadiz

Me crie en una familia numerosa, soy la mayor de 9 hermanos; mi infancia ha sido muy significativa para mí por varias razones, fue una infancia feliz, rodeada de una familia extensa, con muchos primos, masculinos porque los más próximos por edad a mí, tanto de hermanos como primos son varones, chicas, las primas del Puerto, con mi primera hermana me llevo 5 años, de chica siempre deseaba que crecieran pronto para que jugaran conmigo al elástico y a la comba; para mí “las niñas” . Me crié en Madrid y siempre de niña tenía el trasiego entre Madrid y el Puerto, Como éramos familia numerosa, de 1ª grado, el tren entre las dos ciudades era barato, por lo que desde los 13 años he viajado sola mucho en “El rápido y el exprés”. Sobre esto tengo muchas historias de trenes que contar. Desde siempre “El sur” me ha llamado intensamente, pero también tengo que reconocer que no sería la misma si no hubiera vivido en la gran ciudad, que te aporta cantidad de experiencias, que yo contrastaba con las de el extremo sur de la península; veía sobre todo una gran diferencia, empezando por el carácter de mi padre que se había criado en el puerto, de madre portuguesa, la forma de entender la vida, pausada, de disfrute, sencilla y austera. la figura de mi padre me influyo poderosamente, me quedo con sus valores: La justicia, la honestidad, reírse de los puritanos, su valentía y sentido común, el recibió una educación clasista y timorata que se sentía más en el sur ,pues Madrid ofrecía una variedad de estilos y formas mucho menos encorsetadas. Según fui siendo consciente me hacía sentir triste la anomia de las grandes urbes, un sentimiento de soledad que acompaña a la muchedumbre en la gran ciudad, yo veía mucho más humano y amable la forma de vida en el sur y desde muy joven decidí vivir aquí, en el sur, criar a mis hijos en esta tierra; recuerdo claramente que no quería tener hijos en Madrid. Soy de la época de “La ciudad me mata” y ese era el sentimiento, controvertido porque la movida madrileña de los 80 me pillo en Madrid y eso fue impresionante, vivirlo fue como un fulgor en medio del gris predominante. Podría contar mucho y amenazo con hacerlo algún día pues esta época tiene mucha sustancia, fue un cambio radical desde una educación de elite franquista en un colegio de monjas>las Irlandesas de BVM> donde tuve de compañera a la esposa de nº ministro de justicia; el día del atentado de ETA a Carrero Blanco yo estaba en clase a menos de un kilometro del colegio de los Jesuitas a donde iban mis hermanos menores y donde cayó el coche que había volado por los aires, las monjas nos asustaron con aires de guerras pues mi compañera María del mar era hija de Utrera Molina que acompañaba a Carrero Blanco a misa. Recuerdo vivamente volver a casa antes de acabar el horario de clase, llorando, llevando a mis hermanas y primas de vuelta a casa, era la mayor.Nosotras solo sabíamos lo que nos contaban y el mundo estaba cambiando rápidamente.
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