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En estos días en los que la presencia de las mujeres se siente más en nuestra sociedad, gracias a que el 8 de Marzo es el día de la mujer, tengo figuras de mujeres grandes que recordar y destacar como por ejemplo Silvia Federici, Rosa Luxenburgo, Margared Mead, Vandana Shiva y muchas, muchas más, pero yo quiero conmemorar a Petra Kelly.
Una mujer que abrió caminos en la política con una visión de la complejidad y la urgencia de los retos a los que nos enfrentamos la humanidad. Su biografía es impresionante, no se puede dejar de destacar el gran impulso que dio a la participación femenina en la política, a todos niveles.
La pacifista Petra Kelly fue una de las figuras centrales en el nacimiento del partido político Los Verdes. Los pacifistas, los ecologistas, los antifascistas, las asociaciones de vecinos y pro derechos civiles junto con las feministas, se fueron organizando. Las luchas se dieron a todos niveles, desde la petición por cartas hasta las batallas en la calle contra la policía. De este mosaico tan diverso nació, a mitad de los setenta, la BBU (Bundesverband Bürgerinitiativen Umweltschutz), que en 1979 se convertiría en un partido político, Die Grünen, Los Verdes.
Ella fue motor de las iniciativas más importantes de Los Verdes. Petra nació en 1947 y desde la adolescencia vivió en Estados Unidos, donde estudió ciencias políticas al tiempo que era activista en los movimientos pacifistas y de derechos civiles. En 1971 regresó a Europa para cursar una maestría en Ámsterdam. Poco después, de vuelta en Alemania, organizó una campaña contra la instalación de misiles, para la cual juntó más de 5 millones de firmas. En colaboración con el filósofo Bertrand Russell inició una lucha por una Europa libre de armas nucleares. En 1980 se convirtió en la primera mujer al frente de un partido político y representó a Los Verdes en el Parlamento. Más tarde se convirtió en la voz de los ecologistas en el parlamento Europeo.
Die Grünen empezaron a ganar las elecciones locales y a desarrollar programas y proyectos, donde, además de proteger el medio ambiente, se buscaba una manera de producción con energías alternativas, sin químicos dañinos a la salud y con justicia social. Petra Kelly hizo del Parlamento una plataforma para luchar por el desarme y la neutralidad. Al inicio de los ochenta organizó un tribunal de guerra, en Nürenberg, para llevar al banquillo de los acusados a Estados Unidos, la URSS, Inglaterra, China y Francia por su producción masiva de armas. En 1983 organizó protestas antinucleares y por los derechos humanos en Berlín y Moscú; en ambos lados fue arrestada. Ese mismo año participó en varios mítines y bloqueos en las bases militares norteamericanas, lo que nuevamente le costó la cárcel. En junio de 1984 realizó un congreso para buscar una salida no violenta a los conflictos entre la OTAN y el Pacto de Varsovia.
En 1985 ocupó durante 48 horas la embajada alemana en Pretoria, Sudáfrica, para protestar contra la cooperación económica y política de Alemania con Sudáfrica durante el Apartheid. Nuevamente fue encarcelada, pero al poco tiempo recibió, en Suecia, el Right Livelihood Award, conocido como el Premio Nobel alternativo. Kelly se opuso con todas sus fuerzas al establecimiento de los misiles norteamericanos Pershing II y, durante esta campaña, conoció al general Gerd Bastian, alto mando del ejército alemán que se retiró de la vida castrense en protesta por las políticas de la OTAN y el desarrollo de los euromisiles. Ambos se enamoraron y el general Bastian entró a las filas de Los Verdes dando fuerza y credibilidad al discurso ecopacifista. Ambos organizaron las jornadas por el Tíbet y por los derechos humanos en China. Kelly logró que oficialmente Alemania se disculpara por el bombardeo de Guernica. Organizó decenas de encuentros de alto nivel en contra de las armas atómicas y del establecimiento de centrales nucleares en Irlanda.
Petra Kelly murió asesinada en Bonn, en extrañas circunstancias. Ella y el general Bastian murieron de un tiro en la cabeza. La versión oficial es que el general disparó a su amada mientras dormía y después se suicidó, pero hay dudas y suspicacias sobre esta versión, los hechos nunca fueron aclarados. Los cadáveres fueron encontrados el 2 de octubre de 1992.
Su visión política se refleja en este texto:
“Ser tierno y al mismo tiempo subversivo: eso es lo que significa para mí, a nivel político, ser «verde» y actuar como tal. Entiendo el concepto de ternura en sentido amplio. Este concepto, para mí también político, incluye una relación tierna con los animales y las plantas, con la naturaleza, con las ideas, con el arte, con la lengua, con la Tierra, un planeta sin salida de emergencia. Y, por supuesto, la relación con los humanos. Ternura entre las personas, también en el seno de un partido alternativo y no violento, que apuesta públicamente sin cesar por la suavidad, la descentralización, la no violencia. […] Nuestro rumbo debe llevarnos, sin compromisos, en otra dirección ecológica. Eso significa ponerse a andar políticamente por la vía suave.
Esa vía suave significa aprender a concebir nuestro planeta, incluyendo la atmósfera, los océanos y los continentes, como una unidad orgánica viva. Nuestro ecosistema es el universo. No lo dividamos en fragmentos y caigamos en la falsa creencia de que nos basta con entender una pequeña parte para entender también el todo. Respetémonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. La tierra y yo tenemos las mismas raíces. La tierra la hemos tomado prestada de nuestros hijos. Si queremos materializar una política basada en la ética ecológica, debemos comprender lo que ha dicho Marilyn Ferguson sobre el poder y el amor: «El poder sin amor se reduce rápidamente a la simple capacidad de expoliar y manipular». En un movimiento político ecológico se necesita inexcusablemente solidaridad, paciencia, cooperación, ternura y tolerancia, a fin de que coincidan los medios y los fines”.
Petra Kelly
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