Tenemos un grave problema en Andalucía con el SAS
Actuar solo con recortes denota una falta de visión política que solo castiga a los más débiles, que no defiende nuestro pequeño y cada vez más raquítico sistema del bienestar.
Necesitamos un pacto por la sanidad en Andalucía, una apuesta por la salud de los Andaluces que precisa de cambios para profundizar en ella y mejorarla, que vaya a los problemas de fondo más graves, como son el deterioro en salud debido a la sobremedicación, el aumento de las enfermedades crónicas y mentales. Problemas graves para los que los cambios de hábitos individuales no son suficientes.
Un buen punto de partida puede ser la ley de salud pública Andaluza que trata de abordar de forma transversal la salud en todos los aspectos de la vida, con una visión integral que prioriza el fomento de la salud sobre el tratamiento de la enfermedad. Priorizar la salud pública a medio plazo ahorra costes, y no solo en sufrimiento. Pero supone un cambio de enfoque clave, el tránsito de un modelo de sistema sanitario centrado en la atención a la enfermedad a otro que colocando la salud en el centro de todas las políticas logre una población más sana y menos dependiente.
Equo Andalucía alerta sobre las consecuencias de los presupuestos en sanidad de la Junta de Andalucía para el 2014 con una merma de fondos de 195 millones de euros, a pesar de que se le han unido las competencias de igualdad y juventud, consagran la destrucción de empleo y el deterioro de la asistencia, el aumento de listas de espera, el repago de fármacos; afectan a los más débiles, a los enfermos crónicos, a los que se penaliza por serlo y a los ciudadanos en general sobre todo a los más empobrecidos que en nuestra comunidad son legión.
Los profesionales la sanidad pública Andaluza, que son su fortaleza mayor, no pasan por sus mejores momentos, solo en el último año se han destruido 7000 puestos de trabajo, la pérdida de poder adquisitivo por los recortes en nominas y pagas extras, la ampliación de jornada, los recortes al 75% de su sueldo y jornada laboral al personal interino, la nula reposición y entrada de nuevos profesionales con lo que nos encontramos que tras el esfuerzo de formación de profesionales excelentes estos se ven condenados al paro o a la emigración.
La atención sanitaria en Andalucía estaba muy bien valorada por los andaluces, hasta fechas recientes, contribuía a mermar la desigualdad, considerada el mayor garante de la cohesión social, pilar de la sociedad del bienestar, no podemos degradarla más, por el contrario debemos, todos: políticos, ciudadanos y profesionales revertir esta situación.
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Acerca de Entre Madrid y Cadiz
Me crie en una familia numerosa, soy la mayor de 9 hermanos; mi infancia ha sido muy significativa para mí por varias razones, fue una infancia feliz, rodeada de una familia extensa, con muchos primos, masculinos porque los más próximos por edad a mí, tanto de hermanos como primos son varones, chicas, las primas del Puerto, con mi primera hermana me llevo 5 años, de chica siempre deseaba que crecieran pronto para que jugaran conmigo al elástico y a la comba; para mí “las niñas” .
Me crié en Madrid y siempre de niña tenía el trasiego entre Madrid y el Puerto, Como éramos familia numerosa, de 1ª grado, el tren entre las dos ciudades era barato, por lo que desde los 13 años he viajado sola mucho en “El rápido y el exprés”. Sobre esto tengo muchas historias de trenes que contar.
Desde siempre “El sur” me ha llamado intensamente, pero también tengo que reconocer que no sería la misma si no hubiera vivido en la gran ciudad, que te aporta cantidad de experiencias, que yo contrastaba con las de el extremo sur de la península; veía sobre todo una gran diferencia, empezando por el carácter de mi padre que se había criado en el puerto, de madre portuguesa, la forma de entender la vida, pausada, de disfrute, sencilla y austera. la figura de mi padre me influyo poderosamente, me quedo con sus valores: La justicia, la honestidad, reírse de los puritanos, su valentía y sentido común, el recibió una educación clasista y timorata que se sentía más en el sur ,pues Madrid ofrecía una variedad de estilos y formas mucho menos encorsetadas.
Según fui siendo consciente me hacía sentir triste la anomia de las grandes urbes, un sentimiento de soledad que acompaña a la muchedumbre en la gran ciudad, yo veía mucho más humano y amable la forma de vida en el sur y desde muy joven decidí vivir aquí, en el sur, criar a mis hijos en esta tierra; recuerdo claramente que no quería tener hijos en Madrid.
Soy de la época de “La ciudad me mata” y ese era el sentimiento, controvertido porque la movida madrileña de los 80 me pillo en Madrid y eso fue impresionante, vivirlo fue como un fulgor en medio del gris predominante. Podría contar mucho y amenazo con hacerlo algún día pues esta época tiene mucha sustancia, fue un cambio radical desde una educación de elite franquista en un colegio de monjas>las Irlandesas de BVM> donde tuve de compañera a la esposa de nº ministro de justicia; el día del atentado de ETA a Carrero Blanco yo estaba en clase a menos de un kilometro del colegio de los Jesuitas a donde iban mis hermanos menores y donde cayó el coche que había volado por los aires, las monjas nos asustaron con aires de guerras pues mi compañera María del mar era hija de Utrera Molina que acompañaba a Carrero Blanco a misa. Recuerdo vivamente volver a casa antes de acabar el horario de clase, llorando, llevando a mis hermanas y primas de vuelta a casa, era la mayor.Nosotras solo sabíamos lo que nos contaban y el mundo estaba cambiando rápidamente.